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Y las luces se apagaron

10 Feb

El último episodio de una serie casi siempre da para montar mil y una polémicas a su alrededor, más que nada porque es difícil que deje contento a todo el mundo. Mirad el final de Lost o el de The Sopranos, que aún siguen trayendo cola casi uno y cuatro años después. Sin embargo, estoy más que seguro de que Friday Night Lights va a ser la excepción a esa regla. No hay absolutamente nada que reprochar a su series finale, dicho de una manera simple y llana ha sido espectacularmente perfecto.

Lo primero de todo: ha sido un final feliz. Y menos mal, después de todo lo que hemos sufrido con estos personajes. Jason Katims ha sabido conseguir darles a todos una resolución que, sin parecer forzada, deja un gran sabor de boca al espectador.

Empecemos por el final. Miedo me dió cuando cortaron la jugada clave de los últimos segundos de la final en la que se dilucidaría si los Lions ganarían State. No podía ser de otra forma en esta serie, que ha visto cómo tantos partidos de los Lions y de los Panthers se ganaban en los compases finales con un pase milagroso. Aún así, me sorprendí a mi vismo pensando «¡Por favor, por favor!, ¡venga, Lions!». No recuerdo ver otra serie en la que se me haya pasado una cosa así por la cabeza, y es que el nivel de implicación del espectador que consigue Friday Night Lights es impresionante. Ya no sólo por tener unas historias totalmente creíbles (vamos a olvidarnos de que existió la temporada 2, igual que nos olvidamos de que Twin Peaks no se acabó cuando supimos quién mató a Laura Palmer), si no cómo están dibujados e interpretados los personajes. Absolutamente todos los actores y actrices consiguen transmitir unos sentimientos y unas experiencias como no se consigue en cualquier otra serie. Por eso, cuando ocho meses después enfocaron a la mano de un Vince que ya era el QB de los Super-Panthers y vimos cómo había un anillo reluciente en su dedo, me fue inevitable esbozar una sonrisa. Por un lado por ellos, por Vince, Luke, Jess y compañía, pero por otro porque -menos mal- no estábamos ante otro Sopranazo.

Fue agradable tener un epílogo, algo que fuera más allá de la simple resolución de tramas y diera al espectador algo de lo que los estadounidenses llaman closure, ese momento de cierre y reconciliación con una situación difícil y/o estresante. Vale, es el final de una serie y no el fin del mundo, pero es una serie que lleva cinco años en antena y con la que es extremadamente fácil formar lazos emocionales, ella misma se presta a ello. Y poder echar un vistazo al futuro de los personajes, y ver a una Jess a la que parece que le va bien en Dallas, a un Luke yéndose al Ejército, a los Riggins construyendo la casa de Tim o, cómo no, a los Taylor felices y contentos en Philadelphia, ha sido un magnífico colofón final.

Ah, los Taylor. Vaya trabajo de Connie Briton y Kyle Chandler, no sé a que coño esperan para darles a estos dos todos los premios del mundo sólo por esa escena en el centro comercial. Fue agradable ver cómo la relación de Eric con su hija no sólo se basa en enseñar, sino también en aprender de ella. Si no fuera por la lección que les dió a Matt y Julie sobre el matrimonio, sobre la extrema importancia de escuchar a tu pareja y de llegar a compromisos, no hubiera caído en que estaba siendo demasiado egoísta y cabezón, y que esta vez era efectivamente el momento de Tami. Ella le hace ver la hipocresía de decirle eso a los niños sin cumplirlo él mismo en la puerta del restaurante, y él que no es tonto acaba tomando la decisión correcta en el momento correcto. Al fin y al cabo, con los Lions desmantelados y con Vince por fin enderezado ya no le quedaba mucho más en Dillon.

La boda de Julie y Sarracen es quizá un poco inesperada, vale, y estoy de acuerdo con Coach y Mrs. Coach en que es demasiado pronto, sobre todo después de todo lo que hizo ella para escaquearse de la universidad en lo que fue sin duda la peor trama de la temporada. Sin embargo, todos sabíamos desde el principio de la serie que iban a acabar juntos. Sólo quedaba por ver el grado de implicación de los dos en la relación, que al final fue la máxima posible. Si se piensa bien, realmente no deja de ser un poco el cliché del pringadete y la chica guapa, pero el menos superficial y mejor escrito del mundo. Desde los problemas que le causa a Matt ese sentimiento de abandono continuo o la relación del QB1 con Coach Taylor, tan llena de baches y tantas malas situaciones como buenas, hasta esa escapada que se pega el chaval a Chicago, todo han sido enormes momentos, enormes diálogos y enormes emociones.

Pero la familia Taylor no fue la única que tuvo grandes momentos en este finale. Los Riggins estuvieron muy a la par, y Tim el primero. A pesar de no haber terminado con Tyra, el final de esta pareja no podía haber sido mejor. Él sabe que ella tiene grandes planes para el futuro, y al igual que hizo con Lyla, no quiere retenerla. Por eso, a pesar de que reconocen que se tienen un gran cariño, deciden que simplemente, ahora no es el momento. Esto contrasta con la resolución de la relación entre Tim y Billy. A pesar de que el hermano mayor cumpliera esa promesa de enderezar su vida cuando 33 entró en la cárcel, el pequeño de los Riggins no fue capaz de ver en él ese verdadero acto de contrición y arrepentimiento que nosotros sí hemos visto a lo largo de la temporada. Y estaba claro que hasta que no consiguiera darse cuenta de ello no iba a haber un perdón real para su hermano. Esa escena en el terrenito de Tim, con los dos construyendo la casa y ese «Texas forever» nos muestra que ese momento finalmente había llegado. Por otro lado, la matriarca de los Riggins, Mindy, tiene que despedirse de una Becky, que por fin se reconcilia con Luke y además puede una vez más irse a vivir con su madre; y que aunque llame hermana a la mujer de Billy, ella siempre será su madre adoptiva.

Terminamos con Jess y Vince. Fue agradable ver cómo ella también tenía un anillo, aunque esté lejos de dónde lo ganó (y con todo el derecho del mundo a él, por cierto). Esa distancia pone en juego el futuro de la relación que al final sí consiguen solucionar, estando él en Dillon y ella en Dallas, pero al menos ambos acaban haciendo lo que más les gusta, el fútbol americano. El padre de Vince desaparece de la película, pero no antes sin poder ver a su hijo jugando el partido de su vida gracias a, cómo no, Coach Taylor.

Como veis, un final bastante completo y muy elaborado. Por supuesto, la última escena fue la que todos teníamos en mente, las luces del campo apagándose, justo después de que Coach Taylor enuncie por última vez su ya mítico «Clear eyes, full hearts…» y que nadie le responda, señalando que tiene un grupo nuevo de chavales a los que enseñarles lo que es la vida y ejercer una vez más ese influjo paternal que hemos visto a lo largo de estas cinco temporadas. Pero como yo no soy uno de esos chavales… Can’t lose!

Especial Superbowl XLV (y IV): Las reglas del fútbol americano explicadas por Friday Night Lights

6 Feb

(Este domingo 6 de febrero se disputa el partido más esperado del año, la Superbowl XLV, que una vez más dirimirá el campeón final de la NFL enfrentando al campeón de la Conferencia Nacional, los Green Bay Packers, con los de la Conferencia Americana, los Pittsburgh Steelers. Esa noche Estados Unidos se para completamente, así que para no ser menos y crear algo de ambientillo, pararé yo también las actualizaciones normales y haré este especial. Espero que os guste y… Go, You Packers!)

Siendo el fútbol americano la religión no oficial de los Estados Unidos, el que se haya hecho más de una y más de dos series sobre este deporte es más que inevitable. De todas las que se han emitido (Blue Mountain State, Playmakers, The League, The Game, Coach…) quizá la más familiar para los seriéfilos de este lado del charco sea Friday Night Lights.

Y aunque para la mayoría de los europeos ver un partido de fútbol americano es como ver a dos manadas de mamuts con casco embistiéndose unos contra otros mientras intentan llevar un balón ovalado al final del campo, en realidad es un juego con unas reglas muy complicadas y un componente estratégico abrumador. Así que aprovechando que Friday Night Lights está a un sólo capítulo de acabar para siempre y que es la Superbowl, ¿por qué no combinar las dos cosas para ahondar un poco en él y explicar las reglas básicas? Al fin y al cabo, ver el partido del año sin tener ni puta idea del reglamento puede ser bastante desconcertante, ¿no? Y que conste que antes de ver FNL yo no tenía ni zorra de fútbol americano, así que espero poder hacer lo mismo por vosotros que lo que esta serie hizo por mí.

El campo

Un campo de fútbol americano mide 120 yardas de largo por 53.3 de ancho, lo que en cristiano equivale a 109.7 por 48.8 metros. De esas 120 yardas, 100 son el campo de juego real, y están marcadas por líneas cada 5 y números cada 10, que cuentan la distancia hasta la «goal line» que divide esas 100 yardas de las otras 20, que son las correspondientes a las llamadas «end zones», 10 por cada lado.

Al final de cada «end zone» está el «goalpost», o sea, la portería gigante en forma de U, que mide desde el suelo a la barra horizontal 10 pies, o 3.05 metros.

En esta foto, Coach Taylor y Buddy Garrity contemplan el campo de los Dillon Panthers. Podemos ver el goalpost a la izquierda al final de la end zone, que está pintada de azul Panther. A la altura de la cabeza del entrenador y un poco a la derecha se puede ver la línea de 5 yardas y la marca de 10 yardas.

Los equipos

En un partido cualquiera se enfrentan dos equipos, que ponen en el campo a 11 jugadores. Sin embargo, la plantilla de un equipo de la NFL se compone de 45 jugadores, que se dividen en ataque, defensa y Special Teams. La función de los dos primeros es autoexplicativa, la de la tercera la veremos después.

Dentro del ataque hay varias posiciones. Está la línea ofensiva, que son los que se están encarando directamente a los jugadores del equipo contrario (como Tinker en los Lions) para proteger al famoso quarterback, que es el que organiza la jugada que el entrenador principal le manda ejecutar y por tanto el líder del ataque. Es la posición estrella y la más importante de todo el equipo pero también la que tiene más presión encima, por eso no es casualidad que Jason Street, Matt Sarracen y Vince Howard sean QB. Detrás de él están los running backs, que son los que normalmente corren con el balón (Smash Williams, Tim Riggins, Luke Cafferty), y a los lados de la línea de ataque están los wide receivers (Hastings) que se encargan de recibir los pases largos del QB. Y luego están los tight ends (Buddy Garrity Jr.), que son una especie de híbrido entre un miembro de la línea ofensiva y los WR, pudiendo asumir cualquiera de sus funciones.

En la defensa sólo hay tres posiciones básicas, que corresponde con las tres líneas en las que se colocan los jugadores. La línea defensiva es la primera, inmediatamente detrás se sitúan los linebackers y cierran la defensa los defensive backs. Aquí tenéis un esquema bastante cutre de las posiciones, en el que los Lions están en defensa en una Nickel formation y los contrarios en el ataque en una I-formation, porque no, los jugadores no se ponen donde les cuadra; hay estrategias y jugadas planeadas para todo tipo de situaciones a partir de un conjunto de formaciones iniciales. Podéis ver una lista de las más básicas por aquí.

En una jugada normal, la línea ofensiva de un equipo y la defensiva de otro se enfrentan cara a cara en lo que se conoce como línea de scrimmage, que se sitúa justo donde cayó el balón al suelo en la acción inmediatamente anterior. En ella, hasta que el árbitro pite para dar comienzo a la jugada sólo pueden moverse para atrás, nunca para adelante superando la línea recta que tiene que formar con sus compañeros. Las otras posiciones andan revoloteando por ahí, pero siempre por detrás de la línea de su equipo. He aquí un ejemplo de una línea de scrimmage, con los Lions en el ataque.

Y luego están los llamados Special Teams. Esta sección del equipo se dedica a las jugadas que en nuestro fútbol se llamarían a balón parado; pero es que en el suyo realmente a balón parado lo son todas, así que no sé cómo definirlas exactamente. Me refiero a los field goals y las conversiones, y a los kickoffs de inicio de partido y de después de un touchdown. Hay varias posiciones básicas aquí: el punter, que es el que da los punts; el kicker, que es el que intenta los field goals (Landry era el kicker de los Panthers); el holder, que es el que le sujeta el balón a éste para que le pegue la patada; el long snapper, que es el que pasa el balón al holder o al punter dependiendo del tipo de jugada y los receivers, que son los que reciben los punts y echan a correr para adelante esperando conseguir una buena posición inicial en el campo. En esta foto se ve a Landry capitaneando al Special Teams de los Lions y a punto de patear un field goal en el mítico partido contra los Panthers.

Por supuesto, en cualquiera de las tres secciones estas posiciones se dividen en otras más especializadas, pero estas son las básicas para comprender la labor de un jugador cualquiera. Y, además todos tienen sus suplentes. Por ejemplo, el primer equipo serían los first strings, y el segundo equipo de suplentes serían los second strings y los del tercero third strings. Al quarterback del first string se le denomina QB1, de ahí el apodo de Matt Sarracen.

En cuanto a los dorsales, cada posición tiene un rango de números a los que se deben restringir los jugadores a la hora de escogerlos, permitiendo así la fácil identificación de la posición y función de cada persona, tanto para el público como para el resto de participantes en el partido. Son los siguientes:

  • 1–19: Quarterbacks, punters y kickers
  • 20–49: Running backs y defensive backs
  • 50–79: Jugadores de las líneas ofensiva y defensiva
  • 10-19, 80–89: Wide receivers
  • 40-49, 80-89: Tight ends
  • 50-59, 90-99: Linebackers y jugadores de la línea de defensa

Fijaros en los dorsales de esta foto promocional de la primera temporada. Jason Street y Matt Sarracen (QB1 y QB2 en los primeros momentos de la serie) llevan el 6 y el 7 respectivamente, como les corresponde a los quarterbacks. Smash Williams y Tim Riggins llevan el 20 y el 33 porque ambos son running backs. Estas dos posiciones son las más espectaculares en el fútbol americano. La excepción a esta regla en la serie es Landry, que a pesar de ser un kicker llevaba el 85 en los Panthers y el 21 en los Lions, cuando le correspondería un dorsal del 1 al 19.

En esta foto de la plantilla de los Lions se ve como Vince lleva el 5 como QB, Cafferty el 44 como RB, Buddy Garrity Jr. el 42 como TE, Tinker el 79 como parte de la línea ofensiva y Hastings al ser WR viste el 88.

Estructura de un partido

Después del himno nacional y esas chorradas patrióticas, los tres capitanes de cada equipo, uno de cada sección, se reúnen en el centro del campo con el árbitro, que viste la mítica camiseta de rayas blancas y negras que para nosotros es la de un empleado cualquiera del Foot Locker, para lanzar una moneda al aire. El equipo de casa elige cara o cruz, y el que gana puede elegir campo (empiezan en defensa), balón (empiezan en ataque) o darle la elección al contrario. La diferencia con el fútbol europeo es que esto se hace también después del descanso. Un ejemplo de todo esto lo tenemos cuando Mrs. Coach se dedicó a putear a los Panthers de JD McCoy al hacer la elección de honor en el lanzamiento de moneda.

Cuando ya se tiene todo decidido, la sección de Special Teams del equipo que comienza en la defensa da inicio al partido con el kickoff desde la línea propia de 30 yardas, que es recogido por el ataque en el retorno. Se puede conseguir un touchdown de esta manera, pero es muy raro de ver, y lo normal es que plaquen al receptor. En el sitio en el que se quede el balón es donde empieza el juego normal. Aquí tenéis la primera jugada de la historia para los East Dillon Lions de Coach Taylor, empezando ellos en el ataque. Se ve como el kicker de los verdes patea el balón para que Vince lo reciba y eche a correr hasta que es derribado.

Un partido dura cuatro cuartos de 15 minutos con un descanso de 12 al final del segundo y otros de un par de minutos al final del resto. Hay kickoff al principio del primero y del tercero (y por supuesto, después de cada touchdown y field goal), mientras que al volver al segundo y al último la posición del balón es la misma en la que acabó en el anterior. Si al final del tiempo reglamentario las dos escuadras terminan empatadas hay una prórroga de un máximo de 15 minutos, que se termina automáticamente cuando cualquiera de los dos equipos puntúa, siendo una suerte de Gol de Oro. La excepción en la NFL está en los playoffs, ya que si se puntúa con un field goal en la primera posesión del tiempo extra, el equipo contrario tiene derecho a empatar o mejorar lo que han hecho en una única posesión.

El avance del tiempo es una mezcla de reloj parado y corrido. El tiempo corre en todo momento salvo que haya un pase incompleto, lo que significa que el receptor no ha sido capaz de coger el balón y éste ha caído al suelo, cuando el jugador que lleva el balón se sale del campo y por supuesto, en los tiempos muertos (cada equipo tiene tres por cada mitad de juego).

El avance del balón

Cuando el receptor del balón es placado durante el retorno del kickoff, empieza ya el juego normal. Durante su drive (una posesión), cada equipo tiene cuatro oportunidades para conseguir avanzar 10 yardas o más en dirección a la end zone contraria. Cada una de esas oportunidades es conocida como down. Se lleva la cuenta de las yardas recorridas o perdidas en cada intento, de ahí las marcas en el campo. Cuando escuchéis cosas como «1st and 10», «2nd and 4» o «3rd and long», se refieren al down en el que se está y al número de yardas restantes para superar las 10 en total. El long es cuando quedan muchas más de 10 yardas, habiendo perdido terreno el ataque.

Antes de comenzar un down, normalmente hay lo que se llama huddle, que es la mítica reunión del equipo en el campo, donde el QB comunica al resto la jugada que los entrenadores hayan ordenado ejecutar. Hay una excepción, que es cuando queda poco tiempo y el equipo atacante está detrás en el marcador, algo que le pasa mucho a Coach Taylor. Cuando pasa eso, normalmente el banquillo ordena un no-huddle. En estos casos el equipo o ya sabe la jugada que toca de antemano o repite la anterior. Veamos un huddle de los Lions:

Cuando se desbanda el huddle, comienza el down. Se abre con el snap, que es cuando el jugador que está en el centro de la línea de ataque le pasa el balón al quarterback tras recibir la orden de éste (¡azul 26, azul 26, hut, hut, hut!). Éste tiene sólo un par de opciones, correr o pasar. Dentro del pase hay que distinguir dos tipos: el forward pass, es decir, hacia adelante, del que sólo se permite un por jugada, y el pase hacia los lados o hacia atrás, de los se pueden hacer todos los que se quieran. La cosa se acaba cuando el balón cae al suelo o se marcha del campo, cuando el atacante que lleva el balón es placado o se sale del terreno de juego, o cuando se marcan puntos. Si el equipo a la ofensiva recorre con éxito esas 10 yardas, entonces consigue un first down y se vuelve a empezar el conteo. Si no lo logran la posesión pasa al equipo contrario.

Además de esa, hay otras maneras por las que la defensa puede recuperar el balón. La más obvia es cuando le marcan puntos, pero también puede intentar coger el balón cuando va por el aire (una intercepción) o cuando se le cae a un atacante (fumble). Luego está el punt, que es cuando el atacante se ve en el 4th down sin posibilidades reales de conseguir el objetivo de las 10 yardas, e intentarlo podría llevar a tener peligrosamente cerca de su propia end zone al otro equipo, así que hace lo que en soccer se llamaría patadón p’alante. Por último está el safety, que veremos en un momento. En el siguiente vídeo, Luke Cafferty en la defensa de los Lions consigue una intercepción y echa a correr como alma que lleva el diablo.

A continuación, Vince le da una hostia en los brazos al QB del otro equipo, consiguiendo que se le caiga el balón, y por lo tanto se produce un fumble que es ganado por los Lions.

Sistema de puntuación

Hay cuatro formas de conseguir puntos en el marcador. La más fácil es el field goal, que vale tres puntos y es cuando en una jugada normal, se patea el balón para que pase por la U. La más típica es conseguir llevar el balón a la end zone del contrario, lo que se conoce como un touchdown, y que equivale a 6 puntos. Inmediatamente después, el equipo que ha conseguido puntuar llevará a cabo un try, que puede ser el extra point, que como el nombre indica vale por un sólo punto y lo juega la sección de Special Teams, o una conversión, que sería volver a intentar llevar el balón a la end zone en una jugada normal planteada por la sección de ataque, y que vale 2 puntos. En el siguiente vídeo tenéis un ejemplo de los Panthers consiguiendo un touchdown y una conversión para ganar el partido.

Y aquí, los Special Teams de los Lions consiguen un field goal.

Aunque parezca extraño y se vea más bien poco, la defensa también puede conseguir llevar puntos al marcador. Simplemente tiene que lograr que el ataque contrario pierda tanto terreno que tenga que llevar el balón a su propia end zone, en lo que se conoce como un safety. Son dos puntos. No recuerdo que se haya dado uno en Friday Night Lights, y la verdad es que es bastante raro de ver.

Faltas y sanciones

En un partido de fútbol americano hay siempre nada más y nada menos que siete árbitros en el terreno de juego, cada uno con sus funciones determinadas. Los más importantes son el referee, que es el principal, el que supervisa a los demás, y es el único que va con una gorra blanca, los demás la llevan negra. Luego está el umpire, que en la NFL se sitúa detrás de los running backs supervisando los bloqueos de los que no tienen el balón. El head linesman se centra en la línea de scrimmage, y los otros cuatro ayudan a éste.

Cuando cualquiera de los siete ve una falta lanza un pañuelo amarillo al aire lo más cerca posible de donde se produjo. Si el down se está jugando, se termina, y si la falta es de la defensa y el ataque no tuvo éxito, se repite, se avanza la posición unas cuantas yardas o se le da directamente un first down. Si es del ataque, se retrasa la posición inicial o incluso se le hace perder la posesión.

Hay muchos tipos de faltas, pero las que más se suelen ver es la de placar al quarterback cuando ya no tiene el balón, ir a placar a un jugador con la cabeza y no con los brazos o el pecho, ir a placar por debajo de la cintura del contrario, placar a un receptor de un pase antes de que tenga el balón y perder el tiempo innecesariamente. Tenéis una lista completa aquí, con la sanción correspondiente incluída.

Veamos un ejemplo: a Vince se le va la olla y placa a un tío porque sí, así que se monta una tangana y empiezan a volar los pañuelos amarillos y con ellos las sanciones, por las que Coach Taylor protesta al referee.

Y bueno, básicamente eso es todo lo necesario para tener una idea más o menos aproximada de lo que puede pasar en el campo durante la Superbowl de esta noche. Esperemos que sea un buen partido y podamos disfrutarlo sin problemas.

Y las luces comenzaron a apagarse

1 Nov

Pues sí, señoras y señores, ya entramos en la recta final de ese serión llamado Friday Night Lights, así que toca un post rápido para resumir y comentar. Y ya empezamos con despedidas: sólo en este primer capítulo se nos han ido Landry y Julie, cada uno a su uni. Eso sí, nos han presentado a un nuevo miembro de esta segunda generación, por llamarla de alguna manera, que se llama Hastings nosequé. Y básicamente, junto con que Tami Taylor empieza como consejera en East Dillon, ha sido lo más importante del episodio.

Sin embargo, también hemos tenido otros frentes, y casi todos implican a los Riggins. Mientras Tim espera a que pasen los tres meses que le faltan para cumplir la condena (¿será el único estudiante que aguante las cinco temporadas completas?), Becky se marcha a vivir a casa de Billy y esposa, quien además es el nuevo entrenador de Special Teams de los Lions, equipo que inaugura su temporada con una victoria totalmente inesperada con un placaje bestial de Luke al jugador estrella del instituto contrario, y tal y como fue la cosa seguro que esa medida desesperada para ganar el partido tendrá consecuencias. ¿Veremos a los Lions ganar State este año?

Pero repito, lo más importante (y lo mejor) del capítulo han sido las despedidas de Julie y Landry, aunque sólo sea por el lazo emocional formado durante cuatro años que todavía no existe, o al menos no de la misma manera, con Vince, Jess y compañía. El equipo de la serie ha conseguido una gran carga emocional en sus escenas sin tener que usar florituras raras. Una despedida antes de entrar en el coche y dos frases cortas en un antro de strippers y consigue casi hasta sacar lagrimones al más duro del pueblo.

Por supuesto, habrá que ver cómo progresa la temporada y lo tienen los guionistas guardado en la chistera, pero de momento el último año de Friday Night Lights empieza bien. Si os digo la verdad, aunque no la siguiera al día hasta ahora, voy a echar de menos esta serie.

Clear eyes, full hearts, can’t lose!

6 Oct

Todos los años hay al menos un gran final de una serie, que viene porque así es decidido por todos los responsables de la serie y no por cancelaciones ni ese tipo de cosas. En 2010 fue Lost, en 2009 Battlestar Galactica y en 2011 será el turno de Friday Night Lights. Y seamos realistas, estos finales se comentan tanto en internet que la única manera para no jodértelo a ti mismo es llevar la serie a ritmo americano, así que algo antes de la fecha señalada me pongo al día. Lo hice con BSG, a la que llegué a falta de únicamente cuatro o cinco capítulos, y durante las últimas tres semanas lo hice con FNL.

Y, tengo que decirlo, me arrepiento de no haberlo hecho antes.

Los veintidós capítulos de la primera temporada de Friday Night Lights están, simplemente, entre las mejores 22 horas de televisión que he visto nunca. Al nivel de las grandes, al nivel de The Wire o de The Sopranos. Y ojalá la serie hubiera acabado ahí, porque las tramas del segundo año no pueden ser más surrealistas, se nota mucho la presión por las audiencias y la lucha desesperada por evitar la cancelación. Menos mal que en la tercera, con el trato de la NBC y DirecTV, se les permite volver a las raíces y encarrilar de nuevo la serie, para darnos en la cuarta de nuevo la calidad que vimos en su año inaugural.

En FNL, el fútbol americano de instituto sólo es una excusa para retratar la vida diaria de un pueblo de Texas, y extrapolarlo a la llamada América profunda. Por lo que hemos visto, calculo que Dillon debe de tener unos 80000 o 90000 habitantes (Odessa, que es la ciudad donde el libro que dió pie a la serie está situado tiene 90000). Ese tamaño ya nos da para tener todo tipo de clases sociales y sectores demográficos, cada una con sus problemas y características propias. Cada personaje representa a una de ellas, por ejemplo, Smash Williams proviene de la clase trabajadora negra, el buenazo incomprendido de Tim Riggins es parte de lo que se llama «White Trash», Matt Saracen es clase media blanca hijo de militar, la familia McCoy es clase alta blanca, Luke Cafferty proviene del ámbito rural…

Pero quienes hacen de muro de carga de la serie es el matrimonio Taylor. Eric es el entrenador perfecto, con una mente brillante para el fútbol americano, pero también sabe cómo tratar a los chavales y cómo motivarlos, y muchas veces ejerce de esa figura paterna que o les falta o les es insuficiente a sus jugadores. Su esposa, Tami, es su versión femenina, lo que no quiere decir que no tengan la ocasional pelea, como todas las parejas. La química entre Kyle Chandler y Connie Britton es bestial. Sus discusiones, en las que las palabras de uno se suporponen con las del otro de una manera cariñosa pero ofensiva/defensiva, o las miradas que lo dicen todo en determinadas situaciones, están genialmente interpretadas, y son un gran ejemplo de esto.

A estos dos casi siempre les toca lidiar con los problemas de los adolescentes. Racismo, sexo, aborto, ruputuras y juntanzas sentimentales… todo estoy y más está tratado en la serie, y siempre desde una posición neutral, nunca intenta meter esa moralina que muchas veces está presente en otras historias gracias al calzador. Y he de decir, que habiendo estado yo mismo en un equipo de baloncesto en el «instituto», y salvando las distancias que hay entre Dillon y Coruña, muchas de las situaciones que se dan dentro de los Panthers son muy realistas, hasta el punto de que algunas me han hecho revisitar viejos recuerdos de aquellos tiempos en los que llevaba a la espalda el 8 de Calasanz.

A ver qué nos tiene preparado Peter Berg para la quinta y última temporada, que se estrena el próximo 27 de octubre en DirecTV. La estoy esperando como agua de mayo entre tanta nueva mierda televisiva que las networks nos han regalado este año.