No entendí en absoluto la estrategia de programación que la TNT llevó este año con la tercera temporada de Leverage. Yo pensé allí a principios de septiembre que la temporada había acabado, quitando un especial de Navidad (del que lo único destacable fue la relación entre Hardison y Parker, aún sin entrar de nuevo en aquel beso) que sí sabía que había. Lo que no me imaginaba era que se iban a sacar de la manga dos capítulos, emitidos a mediados de diciembre en una misma noche como si de una película se tratase, que sirvieran para darle conclusión al arco argumental de la temporada.
Comentaba en aquella entrada que si bien durante la temporada regular habían más o menos entrado al pasado de los personajes, del de Hardison (a éste por lo menos le metieron la historia amorosa con Parker) y del de Eliot habían pasado completamente. Pues resulta que había un motivo para no meterse en las aventuras del cachas del grupo: era el golpe de efecto de la primera parte del especial, lo que le iba a dar ese toque de tensión y sensación de ser algo personal que los guionistas no consiguieron transmitir durante los episodios normales. Este primer episodio ha tenido escenas memorables pero raras en el contexto de la serie provocadas por la necesidad de Eliot de entrar en el lado oscuro de su vida. El tiroteo en el almacén, extraño en el sentido de que él evita coger un arma de fuego siempre que puede, es un ejemplo perfecto de cómo hacer una escena de acción decente con el presupuesto de una serie de cable. Más allá de estas dos cosas, el resto no fue muy destacable, y para variar la actuación de la Canalis fue una verdadera caquita.
Sin embargo, el segundo fue el mejor episodio desde el final de la primera temporada, aquel de los dos Davides. Sumergir al equipo en un ambiente hostil fuera del elemento en el que se sienten cómodos tanto en tema como en lugar fue una gran idea, parece que abrió la imaginación y la capacidad de escritura de los guionistas. Todo el manejo de la campaña electoral del opositor fue ágil y entretenido, la resolución final estuvo bien lograda y hasta volvió la capacidad de sorpresa que se había perdido desde la primera temporada, con todo el rollo de Sophie como mujer del candidato. Sin embargo, también tuvo sus defectos, y el principal es que más allá de resolver el arco de Moreau no aporta mucho más que el entretenimiento del momento. Supongo que por eso vino bien la idea de combinar los dos en un día, uno para darle el clímax a la poca evolución de los personajes que tiene esta serie y el otro en la resolución de lo que se supone que es el arco argumental.
Pero bueno, al final ha sido un cierre de temporada bastante sólido aunque inesperado, que consiguió dar lo que busca dar Leverage: entretener sin más pretensiones que las de pasar un buen rato sentado en el sofá siendo un Equipo A moderno.