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The Chicago Gürtel

11 Feb

No tenía pensado ver The Chicago Code, es más, fuera de un par de menciones sueltas en blogs y las promos de la Superbowl, no sabía casi nada de ella. Y entonces, llegó Sepinwall y su review del piloto, y la curiosidad empezó a picar. ¿Realmente estaba tan bien como Alan nos daba a entender en su post? Respuesta corta: sí. Respuesta larga: sí, veréis…

Ver el piloto de The Chicago Code es como aguantar una somanta de hostias sin poder defenderte: siempre están pasando cosas que impiden enfocarte en pensar qué es lo importante, que evitan una respuesta inteligente a lo que se está viendo en pantalla. Es como intentar competir en los cien metros lisos contra Usain Bolt: siempre va a estar al menos veinte pasos por delante de tí, y tu única opción es intentar correr más rápido sabiendo que no vas a tener éxito. Pam, cabecera, pam, pam, pam, pam, créditos finales. Es tan rápida que los cuarenta minutos que dura se te quedan en cinco relativos. Por supuesto, esto no es nada malo. Gracias a esa velocidad consigue, además de que al acabar te pases cinco minutos con una poker face de aquí a China y luego estés otros cinco pensando en lo que acaba de pasar, ser terriblemente entretenida.

La gran pregunta que surge después del piloto es básicamente saber cuánta importancia tendrá el aspecto procedimental en los siguientes capítulos. ¿Seguirá la estela del mejor drama de network actual, The Good Wife, y su perfección a la hora de conjugar esta ya casi inevitable carga con la serialización; la de Fringe y su irregular integración de la mitología de la serie con la caza del monstruo del episodio o cogerá la vía The Mentalist/Hawaii Five-0 y se olvidará totalmente de que existe una historia más allá del caso de la semana para sólo acordarse de él en el primer y último capítulo de la temporada y durante los sweeps? Siendo esto la FOX y no la CBS, probablemente veamos una tendencia hacia el primer caso que al final se quedará en el segundo. Espero que no sea así, porque si consiguen una buena conjunción de ambos aspectos probablemente por fin veamos una más que decente competencia a la serie de la Florrick, y que entre las dos se haga un retrato de Chicago en la tele que al menos se acerque al que se hizo de Baltimore en The Wire.

No es casualidad que nombre a la serie de la HBO hablando de The Chicago Code, no. Al fin y al cabo, en el piloto pareció que la serie de Shawn Ryan era una especie de reacción tardía desde las networks a la obra maestra de David Simon. The Wire en ningún momento llegaba a mostrar tan a lo bestia una corrupción tan descarada en Baltimore como la que la nueva serie de la FOX nos pretende enseñar en la Ciudad del Viento y por tanto tampoco mostraba su persecución a tan altos niveles, siempre se quedaba un escalón por debajo de los altos cargos más que nada por interferencias políticas, que insinuaban que sí que estaban ahí pero que eran casi intocables (excepción hecha del Senador Clay «Sheeeeeeeet» Davis, claro). En Chicago van a saco. Desde el primer momento nos dicen que el Concejal Gibbons es un sucio corrupto y por qué, y sólo queda destapar las piezas del puzzle y encajarlas.

Para ello, la Superintendente Colvin cuenta en su mano derecha con el detective Jarek «Duro de pelar» Wysocki. Mira que tanto Jennifer Beals como Jason Clarke me pegaban poco en los papeles que interpretan, ella tan joven y él con esa sonrisa de niño que parece que no ha roto un plato pero que en el fondo es un cabroncete. Y sin embargo, a los tres minutos de metraje ya te tienen totalmente ganado. Al que sí que me costó creerme es a Matt Lauria como Caleb, el compañero recién salido de la academia de Jarek, pero es más problema mío que de Matt. Tengo demasiado fresco el final de Friday Night Lights como para ver a este tío en otro papel que no sea el de Luke Cafferty.

En cuanto al nivel estilístico de la serie, destaca por encima de todo una cosa: el uso del narrador en los flashbacks. Normalmente, cuando se recurre a esa opción hay que hacerlo bien, si no corres el riesgo de que quede cutre y sobre todo, vago. En The Chicago Code este problema no existe, está perfectamente utilizado en una manera que recuerda mucho algunas películas como Sin City. Y no es la única influencia del cine, el propio título hace una referencia a la famosa frase de The Untouchables (Los intocables de Elliot Ness): «That’s the Chicago way».

Pero bueno, obviamente con un sólo capítulo emitido no se puede juzgar a ninguna serie, ni para bien ni para mal. Sin embargo, ésta tiene el potencial para ser el mejor estreno de networks del año y una de las mejores series del momento, así que habrá que seguirle la pista muy de cerca. Al fin y al cabo, that’s the seriéfilo way.