Poco después de los upfronts, no recuerdo dónde leí que Person of Interest iba a ser la primera serie con una temática post-post-9/11, queriendo decir que más que dejarse influír en sus guiones por toda la paranoia y psicosis colectiva norteamericana, iba a optar por explorarlas y explotarlas activa y conscientemente para intentar ayudar a superarlas.
En esta serie de Jonathan Nolan y J.J. Abrams, esa paranoia y psicosis tienen una representación tangible: la super máquina espía encargada por el Gobierno de los Estados Unidos con la que los protas son capaces de predecir los crímenes antes de que sucedan, en una especie de plagio de la premisa de Minority Report. El cacharro lo que hace es dividir lo que capta de las calles en dos categorías, la información relevante que es pasada al FBI y demás agencias y suele ser sobre terrorismo, y la irrelevante, que son los crímenes de cada día. Es esta última la que se usa en las investigaciones de los protas. Bueno, vale, estos americanos están tan locos que puede entrar por los pelos dentro de mi suspensión de la incredulidad.
Pero si realmente quieres ayudar a superar un problema, primero tienes que identificarlo. El hecho de que esa máquina, representando lo que representa, se use para hacer el bien con éxito, y que los protas lo hagan por los motivos correctos, no hace más que aclamar la función de esa paranoia en vez de establecer los muchísimos dilemas éticos que semejante mecanismo conlleva, sin ir más lejos el gran debate entre seguridad y renuncia a derechos fundamentales que la serie se pasa directamente por el forro de los cojones. Así, lo que se consigue es que quede encallada aún más profundamente en la psique colectiva estadounidense, en vez de superarla a través del esclarecimiento de esos dilemas recuperando de una vez el sentido común, y con ello decir por fin adiós al trauma que fue el 11-S. Pero hacer lo que han hecho, y tal y como lo han hecho, invalida totalmente ese intento de ir más allá, quedándose simplemente en otro show post-9/11 más, eso sí, algo más autoconsciente de lo normal.
Esto ya de por sí es una gran decepción, ya que podían haber hecho algo mucho más profundo en vez de quedarse en un simple procedimental que por ahorrar hasta se ha ahorrado el mítico arco pseudoserializado que le da algo de coherencia narrativa hasta a las series más procedimentales, como The Mentalist. Pero es que teniendo en cuenta los grandes nombres con los que cuenta Person of Interest aún encima les salga un producto bastante malo… Pues mira, creo que paso. La tensión no aparece por ningún lado. Busca tener ritmo, pero no lo encuentra. Y en esa búsqueda, tiene que omitir cosas bastante importantes, provocando que el personaje de Caviezel (que por cierto se pasa todo el piloto con cara de que se ha fumado todo el stock de Nancy Botwin) parezca que tuviera un interruptor en la espalda para decidir si se une al equipo de Mr. Finch o no (lo cual se plantea dos veces durante el episodio), en vez de ser una decisión concienzuda tomada por las razones y las manipulaciones del millonario informático. La motivación del personaje de Michael Emerson, y él en general, si está mejor perfilada a pesar del poco tiempo que sale en pantalla, siendo fácilmente lo mejor de la serie.
Porque, madre mía, no ha sido aburrido el caso ni nada. Casi me quedo sobado un par de veces, he tenido que luchar conmigo mismo como un titán para acabar de verlo. Y si aún encima, como malo maloso del piloto me pones a un clon de Vic Mackey de The Shield (clavadito en la ocupación como policía corrupto, en el físico, en vestimenta y en la forma de hablar), me estás demostrando una falta de imaginación increíble, por mucho que me quieras decir que con la máquina las cosas que pasaban en la serie de Shawn Ryan no van a pasar más.
Todos estos problemas acaban cristalizados en una gran tristeza por lo que pudo ser y no fue y por lo que se nos vendió y lo que se nos dio, dando lugar al que para mí es una de las grandes decepciones de la temporada, si no la mayor. Al menos con Whitney o The Playboy Club sabía lo que había.