El primer capítulo de Episodes mostraba potencial sin ser capaz de desarrollarlo, y durante la corta primera temporada que acabó este domingo mantuvo esa misma tónica de quiero y no puedo, consolidando su posición como mi mayor decepción en lo que llevamos de año televisivo.
Y no es porque sea mala, que realmente tampoco lo es o al menos no más que la media; simplemente, cuanto más se supo del proyecto más mala leche e incisividad se esperaba. Sabiendo el tipo de series que se hacen para Showtime y para la BBC Two, todo apuntaba a una crítica bestial al sistema de desarrollo de series de las networks. Sin embargo, se queda a medio camino de conseguirlo.
Esa esperado rapapolvo se quedó simplemente en una mera caricatura extrema de la influencia de las networks en el proceso creativo por el que se rige una serie. Sí, quizá los responsables de Episodes hayan dicho que todo lo que se ve en su serie les pasó a ellos o a conocidos, pero dudo que sea todo por culpa de la misma persona y en el mismo contexto. En lugar de rebajar un poco el tono y hacerlo menos ridículo, todo lo malo de la industria queda representado en Merc, el más que falso (en todos los sentidos) responsable del departamento de ficción de la no nombrada network. Que conste que entiendo a dónde querían llegar con él, pero simplemente no funciona el concentrar la culpa ahí. Si hubieran sacado más a la responsable de comedia, la tía esa que se pasa la vida con cara de culo, la crítica hubiera cumplido el mismo objetivo y la cosa se habría suavizado un poco, sin caer en extremos tontos y sin gracia.
El resto de personajes simplemente no caen bien. Mira que sí me ha gustado Stephen Mangan como Sean y tengo a Tamsin Greig (Beverly) como una crack desde Black Books, pero esta vez los guionistas no han sabido construír personajes a la altura de ellos. Cuando no eres capaz de que el público empatice con las situaciones por las que pasan los protagonistas, tienes que intentar suplirlo con momentos particularmente graciosos o algún tipo de rasgo de personalidad que lo haga especial y que haga que lo quieras ver. El máximo exponente de esto es Gob en Arrested Development, que era un gilipollas integral que si no fuera por las impagables salidas que tenía y la gran vis cómica de Will Arnett no valdría para nada. En cambio, a Sean y Beverly les falta lo primero, y hay bastantes diálogos suyos que más que gracia hacen que los pongamos como un matrimonio que simplemente se cree mejor que todo lo que hay a su alrededor. Aunque mientras escribo esto me estoy empezando a plantear si realmente es una puya a la actitud británica hacia el resto de los países y especialmente hacia Estados Unidos.
Sí está mejor escrito Matt LeBlanc, lo que es lógico ya que él es la estrella indiscutible del show. Los mejores momentos han sido suyos, ha sido el único que provocó un poco de empatía y hasta tuvo ciertos momentos tiernos con sus hijos que lejos de desentonar con el resto de la serie nos hicieron profundizar un poco más en él y mejorar la visión que me había formado de su personaje hasta el momento. Y esto me lleva al mayor problema que tengo con Episodes: ¿es realmente una comedia? Se que han intentado que lo sea, ¿pero realmente lo es? En una sitcom tradicional los momentos tiernos destacan bastante ya sea para bien o para mal, sólo hay que ver la trama de Marshall en esta temporada de How I Met Your Mother. Aquí no chirrió en absoluto, lo que me lleva a pensar que no es una comedia tradicional. Si a eso le sumas que la mayoría de los chistes no funcionan y que el único momento realmente gracioso fue el lanzamiento de botellas de colonia en el season finale, pues se queda en que no es una comedia. Empiezo a pensar que una formato de película en vez de serie le hubiera sentado mejor a la historia, se hubiera condensado mejor la gracia y no hubiera necesitado tantas cosas metidas con algo de calzador. Pero bueno, ahora que «Pucks!» ha sido escogida para serie completa, acabaré viendo la segunda temporada (si hay, que no lo sé) el año que viene, a ver si mejora algo. A pesar de todo, aún tengo esperanzas.