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La épica de Top Gear

1 Mar

Pues así con las coñas ya se ha terminado una temporada más de Top Gear, y van nada más y nada menos que dieciséis en nueve años, con la siguiente ya prevista para junio. Creo que más de una vez he dicho por aquí que es mi programa preferido de la televisión actual series aparte, y una vez más Hammond, May y Clarkson no han decepcionado en estas seis entregas.

Uno de los mayores problemas que siempre tuvo Top Gear fueron los invitados de la sección «A Star in a Reasonable Priced Car». Muchas fueron las tentaciones a lo largo de los años de darle al fast-forward para pasar de unas personas que normalmente eran superaburridas y que rompían totalmente el ritmo del programa. Sin embargo, en esta temporada hemos tenido suerte, y por norma general la gente que se disponía a dar la vuelta a la pista en el Kia Cee’d rojo ha estado entretenida y graciosa. El clímax ha sido la asistencia del ex-Vice Primer Ministro del Reino Unido, John Prescott, en el último programa. Es sabiduría popular que Clarkson y él tienen un pique público por sus visiones totalmente opuestas en lo que al transporte en el país se refiere, y ese enfrentamiento se ha trasladado a la entrevista. Los abucheos, las pullas y los puteos han estado a la orden del día en una demostración de morbo bien llevado, sí, pero también de libertad de expresión.

Lo que realmente hace que Top Gear sea Top Gear son los reportajes tan distintivamente suyos que hacen, con esa fotografía tan preciosista y esa gran dirección. Dos a destacar, el viaje por Albania en un Rolls-Royce Ghost, un Mercedes S65 AMG y un Yugo intentando probar cuál de esos coches era el mejor para un miembro de alto rango de la mafia, que contó con una persecución con policía de verdad por las calles de Tirana, que aunque esté planeada de antemano, realmente hay que ser un Gobierno muy loco para que te dejen llevar a cabo semejante desprecio por la seguridad pública, que ni cierra las calles ni nada; y la sorprendentemente exitosa transformación de una máquina cosechadora en un quitanieves, con accidente de avioneta incluído. Dicho esto, se echa de menos la épica que tenía hace unos años. Recuerdo cuando ver este programa significaba para mí no poder parar de reír durante toda la hora, y ahora son unas cuantas carcajadas (que sigue siendo más de lo que me da la mayoría de comedias, ojo) y listo. Y ya no sólo eso, echo de menos el quedarme flipando boquiabierto con la magnitud de lo que intentaban conseguir. ¿Dónde están los retos como el de pasar el Canal de La Mancha en un coche anfibio construido por ellos a partir de chatarras de hace 40 años? ¿O el montarle unos tanques de queroseno a un Reliant Robin, pintarlo de blanco, llamarle transbordador espacial y mandarlo al espacio (que por cierto, en su momento fue el mayor cohete lanzando por una organización no gubernamental en Europa)? Ahora es igual, pero no lo mismo.

Aún así, no ha sido para nada una mala temporada. Me gustó mucho el reportaje con el que cerrar este pack de entregas, sobre los cuarenta años del Moon Buggy y un «review» de su nueva versión. A los chicos últimamente les gusta acabar con una nota más seria, y ésta ha sido una gran manera de finalizar esta remesa. Curioso, ha terminado hace dos días y ya tengo ganas de que llegue junio para tener más episodios nuevos que ver. Realmente, me encanta Top Gear.

Los Reyes Magos en Estados Unidos

29 Dic

Los mejores episodios de Top Gear son aquellos en los que los chicos deciden putearse entre ellos mientras hacen algo que se puede calificar de épico. Los especiales de aventuras (Polo Norte, Bolivia, Vietnam, Sur de EEUU) son el mayor ejemplo de esto, y suelen resultar ser los más divertidos de todos. En estas Navidades han decidido regalarnos no uno, sino dos de este tipo que además sirven de pistoletazo de salida para la temporada 16, y yo, me siento un chico afortunado.

El primero fue un recorrido por la Costa Este de Estados Unidos. Éste no tuvo el tratamiento de minipelícula que se les da normalmente, ni un objetivo predeterminado que le de sentido a la cosa. Y sin embargo, estuvo graciosísimo, con momentos que quedarán para la memoria colectiva de los espectadores de Top Gear.

Empezó con un pequeño viaje a través de una carretera de Carolina del Norte… sólo para darse cuenta de que el límite de velocidad que tenía era ridículo. Después se fueron a Virginia a uno de los primeros circuitos en los que corrió la NASCAR… sólo para que les dijeran que tampoco podían ir rápido. Menos mal que ellos pasaron, porque si no nos hubieramos perdido el festival de derrapes de Clarkson, no se le hubiera jodido el neumático, no tendrían que remover viento y marea para encontrar uno que le valiera al Mercedes SLS AMG, y nos hubieramos perdido al Anciano Alcalde Bailarín. Qué grande era el hombre.

En medio de eso pasamos a las noticias, con incendio de Árbol de Navidad apagado con la bebida energética Pussy (quien le pondría el nombre…). Es ya un clásico para ellos en estas fechas mostrar en esta sección lo que se puede llegar a inventar con un poco de estupidez y mucha falta de visión comercial e intentarlo pasar como regalo navideño. Este año no han decepcionado, y al ya mencionado Pussy se le une el ambientador de bacon en mi Top 10 personal de las gilipolleces más grandes jamás vistas.

Después de más circuíto, pues a pegarle tiros a cartulinas de Stig (normal que lo odien después de lo que les hizo Ben Collins) en una competición a ver quién conseguía el mejor drive-by con armas reales. Impresionante ver al Mercedes SLS AMG con la puerta abierta con metralletas pegando tiros desde el asiento del copiloto.

Una entrevista de la que siempre paso mucho, y para terminar el plato fuerte: una carrera a través de Manhattan en sus tres superdeportivos (la batalla en todos los frentes entre el SLS AMG y el Ferrari 458 Italia empieza a ser ya épica, y no sólo en Top Gear), llamando la atención de todo el mundo mientras se desesperaban por el tráfico y lo laberínticaque se vuelve la isla por culpa de las señales de tráfico. Todo con el objetivo de ser el primero en llegar a una estación de televisión para participar en un programa que no resultó ser el que ellos pensaban.

Ha sido un especial entretenido como sólo lo puede hacer Top Gear, en un escenario casi inmejorable. Pero palidece en comparación con lo que nos tenían preparado para sólo cinco días después.

Esa sorpresa era el especial de Navidad, que ya respondía al formato más clásico de las grandes aventuras de Top Gear: un film entero sin cortes de casi una hora y media de duración sobre su viaje a través de Oriente Medio, con el destino final siendo el Portal de Belén. Quizá sea el más peligroso que han hecho hasta el momento, porque eso de que te dejen en medio de Iraq sin tener ni puta idea de donde estás y después de tenerte montado en el coche en la bahía de carga de un avión haciendo maniobras de aproximación y aterrizaje fallidas con la compuerta abierta tiene que ser para cagarse entero. La cara y el sudor de Hammond, que era el que estaba más cerca de la puerta en ese momento lo dice todo. Me lo llegan a hacer a mí y me da algo.

Pero bueno, ellos ya estaban en Iraq. Y lo primero que hay que hacer es salir de allí, no vaya a ser que haya un atentado o algo, asi que tiran dirección Irán, para descubrir en la frontera que a la BBC no se la deja entrar allí. Así que a Turquía, donde se meten ligeramente antes de intentar atravesar el desierto sirio. Y ahí es donde empieza la verdadera épica de este especial, porque el atravesarlo no es como pasar por el pasillo de tu casa. Que se lo digan a James May, que tuvo que ir al hospital con una brecha en la cabeza después de una ligera amnesia tras una caída contra una roca.

Una vez salido de Siria, breve paso por Jordania antes de atravesar la frontera de Israel, por un motivo concreto y que es una de las cosas más curiosas del especial:  se han atrevido a emitir cómo han engañado a los militares encargados de mirar quien entra al país con unos pasaportes duplicados, porque si les dan los originales con el sello de entrada y salida del país en el que está la ciudad de Palmira, no les dejan entrar ni de coña. Pero la jugada les salió bien, y tras darse un paseíto por los altos del Golán y por el Mar de Galilea con revelación mística de Jeremy Clarkson incluída, por fin llegan a Belén.

Es en esa ciudad donde tenemos la conclusión en un montaje bastante sorprendente en una producción de la BBC, hablando de paz y buenas intenciones para el mundo sobre imágenes del muro que separa Israel y Palestina, diciéndolo todo sin decir nada. Tras eso, la sorpresa final que influirá en el resto de capítulos de Top Gear de aquí a mucho tiempo.

En definitiva, ha sido un especial emocionante y tenso en algunos momentos, pero entretenido como él solo y con unas imágenes espectaculares, muy en la línea de los mejores episodios de Top Gear hasta el momento. Perfecta apertura para una temporada 16 que comenzará regularmente a finales de enero. ¿Se nota que me encanta este programa, no?

El desconocimiento de las series británicas

28 Ago

Me parece que a estas alturas no es ningún secreto el hecho de que soy un enamorado de los programas y de  las series británicas. Me flipa la manera que tienen de desarrollar sus dramas y el toque de humor tan especial que le dan a sus comedias. Además, suelen ser bastante originales en sus planteamientos, en sus estéticas y en sus maneras de contar la historia al espectador. Y no suelen tener ese aire tan industrial que tienen las estadounidenses o las españolas, por ejemplo.

Sin embargo, parece que simplemente un puñado de series, y ningún programa, son las que llegan a conocerse en España, y sólo hay que echarle un vistazo a la blogosfera televisiva en castellano para verlo. Siempre se nombran las mismas series de siempre: Benny Hill, Mr. Bean, las adaptaciones de la BBC de novelas varias, las de Ricky Gervais, Secret Diary of a Call GirlThe IT Crowd, Little BritainSkinsDoctor Who, Torchwood, Misfits, Dead Set, Life on Mars y Ashes to Ashes, últimamente LutherSherlock y probablemente alguna otra de la que me esté olvidando. Quizá sea Casciari el único que habla de alguna más, y gracias a él la grandísima Shameless salió del anonimato. Y me parece una pena, porque hay mil y una joyas desconocidas por ahí.

Así que por eso, por aportar un pequeño grano de arena a la solución de esa carencia y dar a conocer series y programas que me gustan, pos voy a nombrar algunas que pienso que deberían de estar más reivindicados, a ver si alguien lo lee y al menos les echa un ojo. Eso no quita que en algún momento del futuro de este blog (que parece que tiene, me sorprendo a mi mismo con la cadencia de posts que llevo) se vaya a hablar más detenidamente de ellas. Vamos con el Top 9 (porque son las que se me vienen a la cabeza):

9.- Benidorm: Estoy viéndola en estos momentos. Creada por Derren Litten para la ITV en 2007 y sin acabar aún, va de las aventuras en tono de comedia de un grupo de turistas en… justo, Benidorm. Está rodada en España, y aún así, totalmente desconocida.

8.- Sugar Rush, de la que ya hablé hace poco.

7.- Mongrels: De Adam Miller para la BBC, su primera temporada acabó hace dos semanas. Es una comedia de marionetas, y va de la vida de cinco animales callejeros. Es muy bestia y con muchas referencias culturales.

6.- Black Books: De Dylan Moran y Graham Linehan. La echaron en Channel 4 de 2000 a 2004, y tiene tres temporadas. Va del propietario de una librería bastante tarado y antisocial, de su empleado y de la dueña de la tienda de al lado. También comedia.

5.- The Thick of It: 3 temporadas en la BBC desde el 2005, y sigue incluso con película de por medio. creada por Armando Ianucci, nos habla de la vida política del Departamento de Asuntos Sociales del Gobierno de Su Majestad desde un punto de vista satírico.

4.- Spooks: Van ya 8 temporadas desde 2002 de la serie de la BBC creada por David Wolstencroft. En ella vemos las vidas de unos agentes del MI5, uno de los servicios secretos británicos, en su oficina de Londres.

3.- Yes, Minister y Yes, Prime Minister: Son básicamente la misma serie a pesar del cambio de título, y nos habla de los trapicheos políticos que hay en el Gobierno desde el punto de vista de la comedia. Creada por Sir Antony Jay y por Jonathan Lynn para la BBC, se emitió desde 1980 a 1988. Es una de las mejores comedias que ha dado UK, y hasta tuvo videojuegos y todo.

2.- Red Dwarf: 8 temporadas y un especial es lo que estuvo esta serie de la BBC en antena, del 88 al 99. Creada por el dúo Rob Grant – Doug Naylor, es todo un clásico de la ciencia ficción. La historia comienza cuando un accidente en la name homónima mata a toda la tripulación menos a uno y a su gato, conservados en estado suspendido por el ordenador de a bordo.

1.- Top Gear: Dicen que es el programa más visto del mundo, y es, quitando series, mi preferido de calle. Lleva desde 1977 en antena en la BBC, aunque la etapa nueva empezó en 2002 tras unos años de parón, e incluso tiene algunas versiones internacionales. En teoría es un programa de coches, en realidad es un programa de tres colegas de mediana edad (Jeremy Clarkson, Richard Hammond y James May) que se putean un huevo y se divierten jugando con vehículos. Y la identidad del piloto de pruebas, The Stig, es uno de los secretos mejores guarados de Gran Bretaña.