A pesar de que los Emmy son unos premios cuyos ganadores suelen estar escritos en piedra antes de anunciarlos y en los que las sorpresas como mucho aparecen en las categorías menores, ayer nos dieron unas cuantas. Y casi todas, por una vez, para bien. Por ejemplo:
Pero antes de hablar de la gala de ayer, un segundo para hablar de los resultados de mis apuestas. En la sección de «me gustaría» fueron 8 aciertos de 26 (mejores actor y actriz secundarios de drama, mejor dirección de drama, mejor actor protagonista de drama, mejor actriz secundaria de miniserie, mejor dirección de miniserie, mejor miniserie y mejor actriz invitada de comedia), es decir, un 30.8 por cierto, mientras que en la «creo que» adiviné 10 (mejor actor protagonista de comedia, mejor dirección de drama, mejor actor secundario de drama, mejor actriz protagonista de drama, mejor guión de miniserie, mejor dirección de miniserie, mejor actriz protagonista de miniserie, mejor drama, mejor comedia y mejor actriz invitada de comedia) sumando un 38.5 por cierto, una mejora desde el aproximadamente 25% del año pasado. Vamos mejorando.
A lo importante, la gala. Igual es porque la ví sin publicidad descargada de internet, pero me ha parecido que tenía mucho más ritmo que años anteriores, no se me ha hecho ni tan larga ni tan pesada. El número que sirvió de apertura para los premios no ha sido tan grande como en otras ediciones, pero nos ha dejado ese gran momento en el que Jane Lynch, que ha estado bien como presentadora, se pasaba por las oficinas de Sterling Cooper Draper Pryce. También estuvo bien el sketch en el plató de The Office, con esa aparición estelar de Aaron Paul haciendo de Jesse Pinkman para llevarle una cosita a Creed. Y el cada vez más grande Peter Dinklage (no pun intended) agradeciendo a la que le cuida los perros. Pero por favor, que no vuelvan a hacer lo de los Emmytones, vaya humillación para los cantarines (Cobie Smulders y Joel McHale, cuán bajo habéis caído) y vaya chorrada más grande, por dios.
Por otro lado, yo no soy muy fan de la alfombra roja y de los vestiditos de la gente, así que un par o tres comentarios rápidos: Uno, ¿qué hacía Julianna Margulies vestida de Dalek? Dos, o Anna Paquin llevaba unos taconazos de metro y medio o Scott Caan es mucho más bajito de lo que esperaba. Y tres, debería haber galas de entrega de premios todos los días sólo para poder ver a Anna Torv.
Y para terminar, los premios. Como digo, mucha sorpresa, pero en general para bien, este año estoy bastante contento con las votaciones de la Academia. Que le dieran uno a Kyle Chandler no se lo esperaba nadie, pero tampoco nadie va a quejarse. Eso sí, este iba a ser el año de Jon Hamm, y si no es capaz de ganarlo con «The Suitcase» y teniendo en cuenta que Bryan Cranston va a ser un contendiente los próximos tres años con Breaking Bad, ya no lo va a ganar nunca, y Mad Men seguirá sin haber conseguido un Emmy por sus actores. Que por cierto, me gustó mucho «Always», el series finale de Friday Night Lights, pero yo no se lo hubiera dado por encima del propio «The Suitcase», que es una de las mejores horas de televisión que se han visto en muchos años, pero entiendo la razón por lo que ha sido así.
Lo que sí que no entiendo es que Melissa McCarthy ganara a la mejor actriz protagonista de comedia. Contra Amy Poehler, Tina Fey y por encima de la tres veces nominada al Oscar y gran candidata Laura Linney, que para mí era la opción cantada. Y por las caras del resto de nominadas, juntas tras ese sorpresón que dejó a dos velas a todo el mundo cuando la Poehler se subió a escenario emulando un desfile de modelos, ellas tampoco. Y es normal, no se lo merece. Pero bueno, algún fallo tenía que tener la Academia. Pero con los fallos de esta noche, Mike & Molly y The Kennedys ya tienen más Emmys que The Wire.