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[Inserte título previsible sobre la llegada del invierno]

18 Abr

Reconozco que hasta que vi el piloto no tenía ni puta idea de qué iba Canción de Hielo y Fuego, y menos aún Game of Thrones. De hecho, fue el anuncio de que se iba a hacer la serie lo que me informó de la existencia de la saga de libros. Y hace un momento, cuando me puse a ver el primer episodio, sólo sabía que salían Boromir el de The Lord of The Rings y Nikolaj «El Gafe» Coster-Waldau. No vi trailers, no vi noticias, no vi nada de nada.

Así que al darle al play del VLC, me encaré a ella con esa doble sensación de expectación ante algo que ha sido publicitado hasta la extenuación y de incomprensión por todo el fenómeno fan que esta saga tiene detrás y porque sea la HBO la que la haga.

Pero ahora lo entiendo todo. Cómo no se le va a dar publicidad con la de pasta que hay metida en el piloto. Si ya sólo la cabecera tiene que costar más que tres capítulos de Shit My Dad Says juntos; entre efectos especiales, vestuario, ir a las localizaciones correspondientes y tal este episodio tiene que rondar los diez millones. Después de esa inversión normal que publiciten. Pero eso ya me lo olía.

Lo importante para mí es lo incomprensible. ¿Por qué hay tanto fan incondicional suelto? El primer episodio lo deja claro: esto no sólo es una historia de fantasía, es una histórica fantástica. Game of Thrones es intriga política pura y dura en la que la magia y los bichos raros, al menos de momento, son algo secundario (aunque esos huevos de dragón me parece que van a ser muy relevantes en la historia). Los conflictos entre las casas de Stark, Baratheon y Lannister tiene pinta de que van a ser interesantemente complejos, y los secretos, matrimonios de conveniencia y otras putadas varias van a estar a la orden del día.

Si lo piensas bien, Game of Thrones en vez de en Westeros podría estar situada perfectamente en el Imperio Romano y ser exactamente lo mismo. Cambias el Iron Throne por el título de César, The Wall por el Muro de Adriano y las casas de los pretendientes por algunos senadores ambiciosos y listo. Y eso me recuerda en parte a algo que se llamaba Rome. O también cambias el apellido Stark por Soprano, y sale algo muy parecido de nuevo. Y ahí está la respuesta a la segunda cuestión: no es la primera ni será la última historia de conflicto político-familiar en ambientes extraños para el espectador medio que nos muestra la HBO. Y visto así, no está tan alejado del molde típico de esta cadena de cable.

Pero bueno, vamos al episodio en sí. Si se le puede poner alguna pega, es simplemente que la casa Lannister no ha sido presentada todo lo correctamente que podría serlo. Más allá de eso, el resto perfecto. Ha tenido un ritmo perfecto, ni demasiado rápido para perdernos entre tanto personaje, casa y lugar ni demasiado lento como para exasperar a las plantas. La ambientación visual es tremendamente buena, los efectos especiales no se ven cutres (lo que últimamente es casi como pedirle peras al olmo) y, lo diré una vez más, la cabecera es excelente. Y por cierto, creo que es la primera vez que en vez de cliffhanger un episodio termina en cliffthrowing (tutupá).

Como véis, he quedado bastante contento con Game of Thrones, y creo que va a ser de lo primerito que vea los domingos, que se ha vuelto el día más fuerte de la semana en cuanto a contenido de calidad se refiere. Entre The Borgias en Showtime, The Killing en AMC y ésta serie haciendo tándem con Treme en HBO, el último día de la semana sí que va a ser un juego de tronos.