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The Hour no es Mad Men

27 Ago

El 90% de las reviews y comentarios blogueriles que se han leído cuando empezó la ya no tan nueva serie de la BBC, The Hour, que hace un par de días terminó su primera temporada, coincidían invariablemente en una cosa: establecer una comparación con Mad Men basándose simplemente en que ambas están situadas en la misma época, y por tanto, la vestimenta era parecida. Una vez más, el refranero popular es sabio, y cuando dice que no hay que fiarse de las apariencias hay que hacerle caso. Más que nada porque The Hour no es la versión británica de Mad Men, si no que es la versión británica de Rubicon.

La serie de AMC y The Hour tienen paralelos más que evidentes. Ambas empiezan con un asesinato, que es investigado de manera muy sutil por un empleado de tres al cuarto en una gran corporación que resulta ser ascendido a un puesto más prominente en los primeros compases de la serie, y ambas empiezan con un crucigrama como gran primera pista que explosiona en la gran conspiración que sirve de trama principal de cada una de las series, que además se van desvelando con el mismo ritmo que Moussambani en una piscina olímpica.

Por otro lado, el contexto en el que se desarrolla esta investigación, la americana basada en una agencia de análisis de inteligencia y la británica en una especie de informativo, permite expandir, sobre todo a través de los personajes secundarios, la temática de fondo de ambas series, que primariamente es el tratamiento de la información, pero que también es la cuestión moral de si todo vale a la hora de acabar con las amenazas externas a un país determinado. Esto quizá se viera más claramente en Rubicon (es memorable el capítulo en el que tienen que decidir si bombardear y matar a un terrorista a costa de la posibilidad de que hubiera niños en la casa), pero en The Hour este tema actúa como un ruido de fondo constante.

Que me haya tomado el tiempo para pensar esta comparación tiene que decir algo sobre The Hour. Es evidente que es una serie, que a pesar de sus fallos, que los tiene y gordos, he disfrutado muchísimo. Hay una escena en el segundo capítulo que en la que Bel le pregunta a Hector algo así como «How is your copy going?» a lo que él contesta «Swimmingly» y ella le mira divertida diciendo que hace mucho tiempo que nadie usa esa palabra en una muestra de la ironía que rodea a esta serie, ya que está repleta de vocabulario y expresiones que a veces ni existían a finales de los cincuenta. Aún a pesar de eso, The Hour es capaz de crear una atmósfera muy envolvente que unida a lo interesante de la historia, provoca la necesidad de tragarse los episodios cual tripis. Los tres actores principales, Dominic West, Ben Whishaw y sobre todo Romula Garai, que tras ésta serie y The Crimson Petal and The White se está convirtiendo en una de mis actrices británicas preferidas, están muy bien en sus papeles.

Por eso me alegra la noticia de que BBC Two ha decidido darle a The Hour una segunda temporada, a pesar de que el final de la primera hubiera funcionado muy bien como final de serie. Veremos si es capaz de mantener el nivel corrigiendo esos pequeños fallos, pero en principio The Hour será una de mis grandes series para el verano que viene.