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La gran Cathy

17 Nov

Había muchas esperanzas puestas en el debut de The Big C. ¿Cumplió las expectativas? Por un lado sí, pero por el otro no. No ha llegado al nivel de Weeds, que se supone que es la principal referencia de Showtime a la hora de hacer una dramedia con una mujer protagonista, pero tampoco le ha hecho falta: es una serie buena por sí misma.

Lo más destacado de la serie fue, sin duda, la propia Cathy, Marlene y la relación que había entre ellas. Fue intensa, pero muy tierna, y las influencia que se ejercían mutuamente hizo que ambas mejoraran sus vidas. Pienso que Cathy veía en su vecina el futuro que le esperaba si no fuera por el cáncer que le fue diagnosticado, mientras que Marlene veía en nuestra protagonista a sí misma en el pasado, además de admirar la voluntad de la rubia a la hora de afrontar su enfermedad intentando hacer lo máximo con las cartas que se le han dado.

Si la serie sólo hubiera tenido a esos dos personajes, hubiera sido perfecta. Pero desgraciadamente, tuvimos a Adam, que me cayó como una patada en el culo, y Paul, el marido de Cathy, que no tiene más profundidad que la que le da la relación con su mujer. Sean sí que me resultó interesante, y la relación con Rebecca fue otro de los puntos destacados de la temporada, junto con Idris Elba (cómo me gusta este tío) y Andrea. Es una pena que esta chica no saliera más a menudo, hacía de contrapunto perfecto a la honestidad y la limpieza de toda la serie.

¿Y qué decir de los dos últimos capítulos? Nadie se esperaba lo que pasó en el penúltimo, el suicidio de Marlene, pero lo que no se puede decir es que haya estado fuera de personaje. Todo el mundo sabía que ella no quería ser una carga para los demás, y el quitarse la vida al ver que el Alzheimer empezaba a hacer de las suyas no es más que la máxima expresión de eso mismo.

En el season finale, que por cierto estuvo bastante bien, tuvimos la que sin duda fue la escena más emotiva de toda la serie. Fue imposible evitar la lagrimilla al ver a Adam entrar en el almacén en el que vimos a Cathy meter el Mustang que iba a regalarle por su trigésimo cumpleaños, y que ahora tenía los regalos de todas las fiestas de aquí hasta sabe dios cuándo; y que de paso nos demostraba que, a pesar de lo que su madre pensaba, el chaval no es de piedra, simplemente aún no había asumido lo que pasaba. Por cierto, ¿asumimos por la última escena que ella ha muerto en el hospital? ¿O será sólo una de las alucinaciones que mencionó Paul después de leer el blog sobre el tratamiento?

En definitiva, The Big C me ha gustado bastante. Espero que el año que viene sepan reparar esos pequeños, y a veces no tan pequeños, fallos que le veo, y siendo de la cadena que es no me cabe duda de que al menos lo van a intentar.