Archivo | Nurse Jackie RSS feed for this section

La ceguera de Jackie

1 Abr

Una de las frases más lapidarias, tanto por contexto como por contenido, que nos dejó la temporada pasada fue sin duda ese «blow me» con el que Nurse Jackie cerró su segunda temporada. Un doble sentido genial que cerró una temporada estupenda, tanto que para la tercera tanda de capítulos recién empezada va a ser toda una proeza igualarla.

De momento, empieza con buen pie para conseguirlo. El capítulo inicial retoma la historia justo donde la deja el segundo season finale, con Jackie riéndose delante del espejo en un ejercicio de autonegación de su condición de drogadicta de manual, que continúa durante todo el capítulo y presumiblemente durante toda la temporada.

La parte procedimental de este primer episodio refuerza esa idea. A través de la analogía del padre que pierde al hijo por pensar que está durmiendo o ligando por ahí en vez de pensar que le haya podido pasar algo, es decir, creer que una cosa no es grave cuando en realidad es todo lo contrario. Jackie peca justamente de esto en lo a que su adicción respecta, y está empeando a afectar a sus relaciones personales mucho más de lo que a ella le gustaría. Tanto Kevin como la Dra. O’Hara están bastante cabreados con ella y con razón, pero sus reacciones, aunque parecidas, son fundamentalmente diferentes. Mientras la mejor amiga tiende a separarse físicamente de Jackie sin dejar de rallarse por lo que le pasa, el marido se aleja emocionalmente y de paso se lleva a las hijas. Estoy seguro de que a lo largo de la temporada la cosa va a ir a peor antes de mejorar, si es que mejora.

Al fin y al cabo, el comportamiento que está exhibiendo Jackie es el típico de un yonki al que poco a poco las drogas le van ganando la partida por el control de su vida, y en esta tercera temporada ese enfrentamiento ha llegado a su segundo acto: el resentimiento o incluso pérdida de relaciones sociales y personales importantes. El tercero ya os imagináis cuál es: soledad total con el percocet y la vicodina como únicos compañeros de viaje y la desesperación que eso conlleva en todos los campos vitales. La gran duda estriba en si la enfermera va a ser capaz de espabilar antes de llegar a él.

Por otro lado, Zoey. Qué grande y a la vez qué chiquilla es esta ídem (¿no estaría bien un spin-off sólo de ella?). Ahora que está metida en una relación con el chico de las ambulancias su lado infantil queda más a la vista si cabe, comportándose como una quinceañera enamorada con la virginidad recién perdida, que no puede evitar proclamar a los cuatro vientos su nueva situación. Ella, con sus pijamas de colorines y su personalidad alegre, actúa junto a la cada vez más genial Akalitus como casi único alivio cómico de una serie que según los organizadores de los Emmys se supone que es una comedia.

En resumen, muy buen inicio de temporada y muy buena continuación a lo que hemos visto el año pasado. Si la serie con este nivel durante los capítulos venideros podemos estar hablando de una de las mejores tandas del año, y teniendo en cuenta lo fuerte que ha estado el cable estadounidense este año televisivo, es mucho decir.