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De desconocidos en pueblos fantasmas

29 Ago

Y mientras nos mantenemos a la espera de los Emmys de esta noche, se siguen suciediendo los finales de temporada de las series de este verano. Ayer le tocó el turno a la miniserie de la NBC Persons Unknown, creada por Christopher McQuarrie, el guionista de las pelis Sospechosos Habituales y Valkiria.

Persons Unknown trata de, por un lado, los intentos de escapar de un pueblo fantasma monitorizado con cámaras en el que siete extraños se ven atrapados después de haber sido secuestrados, y por el otro, de la investigación de dos periodistas para encontrar a uno de estos desaparecidos. Tiene trece capítulos de 45 minutos de duración, y a pesar de todas las jugarretas que hizo la network estadounidense, como emitir el 11 sólo en Internet sin apenas avisar, se completó la emisión ayer con un episodio doble.

Por muchas series que se cuelguen la etiqueta de ser la nueva Lost, esta es la que más cerca ha estado de la serie de los isleños. Pero no por calidad, si no porque es bastante parecida en el argumento, cambiando una isla por un pueblo y poco más. La situación es la misma, desconocidos que tienen que aprender a convivir en un ambiente hostil mientras una organización les hace la vida imposible. Y también pasan cosas paranormales, del estilo revivir a los que se suponen muertos.

Aún así, lo que es la historia es muy interesante, y si no fuera por un pequeño gran defecto, que son los personajes, engancharía bastante. Pero es que los personajes son una gran parte del pastel en este tipo de series, y en esta en concreto son una gran cagada. Totalmente bidimensionales y sin capacidad de que empaticemos con ellos. Tenemos por un lado a Janet «No sin mi hija» Cooper y por el otro a Joe «No sin mi Janet» Tucker, que llega un momento en el que se ponen pesadísimos. Y el resto, todos insoportables. La única que llega a tener algún momento bueno es Kat Damatto, para luego perder toda su gracia en el último tercio de la temporada.

Y bueno, ya hablando de lo que es el final en sí, pues me ha parecido bastante malo. Se ve que esperaban que la convirtieran en una serie normal, porque para ser miniserie ha dejado demasiadas incógnitas en el aire. Y no al estilo Lost, que dejó muchas pero las importantes las resolvió, si no que aquí son las más importantes. Además, ha pasado todo muy precipitadamente, paf, paf, paf y se acabó. Sin tiempo para hilar nada, realmente.

Pero bueno, aún así, haciendo de tripas corazón para aguantar a estos tíos y sólo para saber por dónde va la historia, me hubiera gustado ver una segunda temporada. Pero eso sí, para el verano que viene, que en los veranos no echan casi nada.