Como decía en la última entrada, la ironía de Showtime emitiendo justo después de Episodes el piloto del remake americano de Shameless no se le escapó a nadie. Pero aún es más grande teniendo en cuenta que en el mismo día Channel 4 empezaba con la octava temporada de la versión original, lo que permite la comparación directa entre ambas, aunque realmente no sea muy acertado hacerla teniendo en cuenta que una ha tenido tiempo para ajustar lo que no funcionaba al principio, quitar y meter personajes y todo eso y la otra no.
El piloto de la versión estadounidense es casi un calco palabra por palabra del piloto de la serie original, que me había parecido uno de los mejores que había visto en su momento. Esto, aunque a priori parezca bueno, no lo es tanto. Los remakes suelen despegar cuando se olvidan de que son remakes y empiezan a coger vida propia. Le pasó a The Office, por ejemplo. Aún no sabemos qué camino va a tomar Shameless US, si mantenerse fiel al original o separarse completamente con sus propias tramas. Sin embargo, tengo la impresión de que va a ser lo segundo, teniendo en cuenta de que ya cambiaron un par de cosas respecto al núcleo de la serie, que es la familia Gallagher. Si meten a un Liam negro e Ian y no Debbie es el amante del mundo castrense, ¿qué no cambiarán más adelante?
Sin embargo, si al final sí toman esa ruta, nos privan de algo que a mí me interesaba bastante ver: qué podía haber sido Shameless si la trama original se hubiera mantenido en vez de haber cambiado de actores cuarenta millones de veces. Es un buen juego mental teorizar qué hubiera sido de Fiona y Steve si hubieran decidido quedarse con sus allegados en vez de marcharse por el mundo adelante, o ver a Debbie como sustituta de ésta en vez de marcharse a Afganistán. Parece que nunca lo sabremos.
Lo que sí sabemos es que Showtime ha hecho un buen trabajo en adaptar al mercado estadounidense esta serie. El piloto conserva el ritmo, la gracia y el encanto del original, a pesar de centrarse muchísimo en Fiona y Steve y Frank, dejando un poco de lado al resto de personajes. Emmy Rossum, que a pesar de haber hecho de Bulma en esa puta mierda llamada Dragonball: Evolution no me caía muy allá, hace un estupendo trabajo (el «What have you done?» que suelta después de toda la historia con el padre de Karen es grandísimo), y el resto de los hermanos Gallagher están muy bien también. De hecho, en general el nivel de interpretación es bastante elevado, están todos muy naturales y convincentes, lo que si ya es importante, en Shameless es fundamental para mantener el ritmo tan elevado que tiene.
En definitiva, me parece una adaptación más que digna, y probablemente una de las mejores series nuevas de la temporada 2010-2011, lo que tampoco es tan difícil de hacer, por otro lado. Ahora, hay que dejarle tiempo para que se desarrolle y se pille el punto a sí misma, para ver si va a ser capaz de hacerle sombra a la de Channel 4, sobre todo en sus grandiosas dos primeras temporadas.
Pero de esas dos primeras temporadas de la Shameless original hace un huevo de tiempo, y ya va por su octava temporada, que como digo se inauguró el mismo día, y este año va a ser más larga que nunca. 22 capítulos, algo rarísimo para una serie inglesa y que pone la duración de esta tanda de episodios a nivel de los de una network estadounidense. Además, y lo que es más raro, Channel 4 esta emitiendo los cinco primeros esta semana, a ración de uno por noche.
Parece que en estas entregas van a volver a poner el foco en los Gallagher, después de perder un poco el norte a partir de su tercer o cuarto año centrándose mucho más en los Maguire y relegando poco a poco a los que se supone que eran los protagonistas a un segundo o tercer plano. Curiosamente, coincidió con el decline de la serie, y a pesar de que la familia de mafiosos irlandeses era interesante y curiosa no era lo que se esperaba al ver la serie. Incluso se volvió demasiado oscura en ciertos momentos, como con toda la historia de Paddy y la heroína creo que fue en la sexta temporada, o con la muerte de Mandy en la explosión aquella al final de la quinta.
Pero bueno, menos divagar y al trapo. Este inicio de temporada tuvo una estructura bastante rara, casi como si fueran dos capítulos seguidos pegados. La primera parte fue sobre las dudas de Frank sobre si casarse o no con Libby y la re-reaparición de Mónica y su cruel broma poniendo las primeras piedras de lo que serán sus tramas para el año, mientras que la segunda se centró más en presentarnos a los nuevos personajes que pulularán a partir de ahora por Chatsworth y sobre las tramas que verán los secundarios además de la despedida de soltero de Frank. Sí, parece lo normal en un primer capítulo, pero no de una manera tan descarada, tan separada. Y aún así, esas tramas no han quedado del todo claras, es casi como si el episodio fuera una declaración de intenciones sobre lo que está por venir mas que una acción directa sobre ello. Supongo que será la primera consecuencia clara de tener que hacer una temporada tan estirada.
Otra cosa, no sé si me gustan los nuevos personajes. Sita sí parece interesante con esa mezcla de musulmana integrista y depredadora sexual, pero la familia nueva que se mudó al barrio, los Powell, son un coñazo. Sí, entiendo por donde van con ellos, típicos peces fuera de su agua que realmente son de una clase social más alta de la fauna que se puede encontrar en el Estate, pero tal y como están perfilándolos son directamente repelentes, sobre todo él. Bueno, ya se vé que no es que no lo sepa, es que no me gustan.
Pero aún a pesar de todos estos defectos, el episodio en ningún momento me aburrió, más que nada porque el guión sigue conservando todos esos elementos que hicieron de Shameless una de mis series preferidas, a pesar de que sus días de gloria ya hayan pasado y ahora se parezca más a EastEnders que a otra cosa. Así que bien está lo que bien acaba.